TEJER RELACIONES

09.06.2023

19. En una época en la que estamos cada vez más divididos, en la que cada persona se retira a su propia burbuja, las redes sociales se están convirtiendo en un camino que conduce a muchos a la indiferencia, a la polarización y al extremismo. Cuando los individuos no se tratan unos a otros como seres humanos, sino como meras expresiones de un cierto punto de vista que ellos no comparten, estamos ante otra expresión de la "cultura del descarte" que difunde la "globalización" -y la normalización- de la indiferencia. Aislarse en los propios intereses no es el camino para restaurar la esperanza. El camino a seguir pasa más bien por el cultivo de una "cultura del encuentro" que promueva la amistad y la paz entre personas diferentes[9].

20. Así pues, es cada vez más urgente y necesario participar en las redes sociales de una manera que vaya más allá de los propios compartimentos estancos, saliendo del grupo de los propios "iguales" para encontrar a los otros.

Acoger al "otro", es decir, a alguien que toma posiciones opuestas a las mías o que parece "diferente", no es ciertamente una tarea sencilla. Nuestra primera reacción podría muy bien ser: "¿Y por qué debería importarme?". Podemos encontrar esta actitud incluso en la Biblia, comenzando por el rechazo de Caín a ser el guardián de su hermano (cfr. Gen 4, 9) y continuando con el doctor de la Ley que le pregunta a Jesús: "¿Quién es mi prójimo?" (Lc 10, 29). El doctor de la Ley quería establecer un límite entre quien es mi prójimo y quien no lo es. Da la impresión de que nos gustaría encontrar una justificación para nuestra indiferencia; estamos siempre intentando trazar una línea entre "nosotros" y "ellos", entre "alguien que tengo que tratar con respeto" y "alguien que puedo ignorar". De este modo, casi imperceptiblemente, nos hacemos incapaces de sentir compasión por los demás, como si sus sufrimientos fuesen una responsabilidad suya que nonos compete [10].