OBSERVEMOS CON MAYOR PROFUNDIDAD LA REALIDAD URUGUAYA

06.05.2024

Concluyendo

Esta reflexión quiere ayudarnos a mirar no sólo el episodio electoral de este año sino a observar con mayor profundidad nuestra realidad uruguaya. Desde nuestras raíces nos vienen elementos clave de lo mejor de nuestro ser como nación. Hay un alma del Uruguay a cuidar y, como cristianos, tenemos, sin duda, una responsabilidad en ello.

La tradición artiguista resalta los elementos fundamentales de lo que es nuestro acervo como nación: el amor a la libertad, el sentido de la justicia y el espíritu de compasión. El vacío existencial que muchos hoy viven tiene su razón de ser en el oscurecimiento de la fe, en el cercenamiento de la dimensión espiritual, en el atractivo por el consumismo, muchas veces insatisfecho en la práctica.

Los problemas emergentes que nos afligen, con su urgencia, nos hacen perder de vista, por momentos, las causas más profundas que son de orden espiritual, que tienen que ver con la falta de sentido de la vida.

Inmersos como uruguayos en la pasión que suscita el año electoral, atentos y comprometidos en tantos campos de la vida social, recordamos, como cristianos, que nuestra patria final es el Cielo; pero este don exige a nuestra libertad el compromiso con el Amor que nos ha creado y redimido y que nos encamina hacia nuestra definitiva querencia, el lugar al que pertenece y en el que está llamado a habitar para siempre todo aquel que viene a este mundo: la Casa del Padre.

Con cariño filial, invocamos a nuestra Madre: María, Virgen de los Treinta y Tres. Le pedimos que extienda su manto sobre todos sus hijos e hijas, naturales o inmigrantes que viven en esta tierra oriental, así como sobre quienes, dispersos en otros lugares del mundo, sienten que siguen perteneciendo a ella, para que crezcamos en el diálogo, el respeto, la confianza y la búsqueda del bien común, mientras peregrinamos hacia la Eternidad.

Los Obispos del Uruguay