MONS. MARTÍN: DESIERTO, ORACIÓN Y TENTACIONES

El Obispo Martín celebró el primer Domingo de Cuaresma en la Catedral. En su homilía resaltó distintos aspectos del Evangelio de este Domingo: https://www.vaticannews.va/es/evangelio-de-hoy/2025/03/09.html
Recordó el inicio de este tiempo de gracia con la imposición de cenizas el pasado miércoles. La Cuaresma es una oportunidad para que con humildad nos pongamos a punto y respondamos a Dios como Él quiere.
El desierto es el espacio para el silencio, no un silencio hostil que nos atemoriza, sino un silencio habitado por Dios. Es tiempo de profundizar en la oración y sólo la logramos en el silencio despojado de las distracciones de la vida cotidiana. Es silencio pleno del Espíritu, el mismo que impulsó a Jesús al desierto.
Las tentaciones están presentes en nuestra vida. Por eso la penúltima petición del Padre Nuestro es "no nos dejes caer en la tentación". En las tentaciones nos podemos conocer a nosotros mismos, no de forma superficial ni complaciente y hay tentaciones groseras, evidentes y otros sutiles, en que el enemigo de la naturaleza humana disfraza el mal con ropajes del bien.
Las tentaciones tienen por finalidad sacarnos del camino de Dios, torcer la respuesta a la vocación a la que hemos sido llamados. Así lo narra el Evangelio: el demonio pretende que la misión mesiánica de Jesús no sea según el plan de Dios sino según las expectativas humanas. La principal tentación a Jesús, no sólo en este pasaje, es que use su poder para ser un mesías a la medida de lo que la gente de aquel tiempo quería.
El Obispo señaló 3 tentaciones y exhortó a que cada uno sume las que atraviesa. La primera es dar la espalda a Dios, especialmente cuando me va bien y me hago la idea que es por mis méritos. La segunda es pretender que Dios esté al servicio de mis caprichos y deseos. La tercera es perder la esperanza, cuando todo va mal ya darnos por vencidos y no confiar más en Dios.