CAMBIAR LA CABEZA, CONSAGRARNOS, HACER LUGAR A TODOS EN EL CORAZÓN

23.09.2024

Cristianos de varios departamentos acudieron a la bendición del Sagrado Corazón en San Jorge (Durazno). En una tarde calurosa y con amenaza de lluvia se fueron ubicando en torno al templo, buscando la sombra y cerca de sus comunidades. El gesto de una familia del lugar, de donar e instalar la imagen, fue el motivo para esta fiesta que marca un signo de esperanza y de conversión en el centro del país. Compartimos la homilía de Mons. Martín y algunas fotos que intentan reflejar la alegría y devoción vividas en la liturgia del Domingo.


El Evangelio de hoy, Jesús, anuncia su pasión, anuncia el camino que va a recorrer, anuncia su muerte, anuncia su resurrección, pero sus apóstoles están en otra. Como muchas veces nosotros cuando pasan cosas importantes en nuestra vida no les llevamos el apunte porque estamos con la cabeza en otra cosa. Jesús tiene que hacer todo un camino con sus apóstoles, porque lo que venían discutiendo en el camino que Jesús les pregunta después es quién de nosotros en este reino que vamos a obtener y que va a llegar con Jesús, cuál de nosotros va a ser el primero.

Y Jesús tiene con ellos mucha paciencia, por eso dice ahí que los llama, los hace sentar, que vengan muchachos, por acá no va la cosa. Tenemos que desprogramar un poco nuestra mente, todas aquellas cosas que se han ido metiendo en nuestra cabeza con el tiempo y que parece que son palabras de Dios como por decir ahora, no es tan así. Hay cosas que tenemos acá que tenemos que ir cambiando, tenemos que ir sacando todo eso que tenemos como tan prendido que parecen verdades que son incambiables y Jesús, ese es el trabajo que tiene que hacer con sus discípulos.

Ellos unían el ser primero en el reino al poder y al prestigio. Es ese reino que ellos buscaban tener. Cuando tú tengas ese reino, estés al frente de este reino, que tengamos mucho poder, que todo el mundo nos aplauda, nosotros dónde vamos a estar.

Todo eso que está en la mente de sus discípulos, porque esperaban sabíamos o sabemos un mesías, un mesías político, un mesías que los iba a sacar de la servidumbre de los romanos, etcétera, etcétera. Ellos esperaban otra cosa y por eso su cabeza estaba en otra cosa mientras Jesús estaba mostrando un camino totalmente distinto a lo que ellos estaban buscando o esperando. Jesús los quiere hacer entrar por otro camino, quiere que ellos tengan una mirada distinta sobre las cosas, sobre los acontecimientos y quiere que lo que identifique al discípulo, al testigo, al seguidor de él, tiene que ser el servicio y la entrega.

Cosa que después cuando él después lo va profundizando, la gente dice por acá no me gusta y se les van y queda solo. Y algunos de sus discípulos también se van y otro le dice señor, ¿a quién iremos? Y tú solo tienes palabras de vida, encontramos palabras de vida. Aunque no te entendamos, pero Jesús quiere que nuestra cabeza cambie y que descubramos que para ser, para participar de su reino, el primero es el que más sirve, el que más se entrega, el que sale de sí mismo hacia los demás, el que sale para dar vida, aunque eso muchas veces les traiga cruces y persecución, porque vienen de la mano.

Para eso, para ese cambio que quiere en ellos les trae un niño, un niño a aquel entonces era lo más vulnerable del mundo, él no tenía derechos, por lo tanto dice ¿cuál es la actitud que ustedes tienen que tener ante Dios? ¿Cuál es la actitud si ustedes quieren ser mis seguidores? ¿Por dónde va? Y trae un niño, esta es la actitud que yo quiero que ustedes tengan, la que tiene un niño, un niño confía, un niño espera el amor de su padre, un niño se siente necesitado de su padre, está pendiente de dónde está, qué es lo que quiere y lo busca, un niño tiene esa capacidad de buscar siempre, aprender, recibir cosas, es como una esponja, decimos todo lo capta, así tenemos que ser ante Dios, esa tiene que ser nuestra relación con Dios, totalmente distinta a lo que muchas veces nosotros pensamos, buscamos a Dios y si por qué lo buscamos, qué es lo que nos identifica, pregúntense a ustedes cuántas cosas tienen que cambiar en nuestra cabeza, muchas veces en qué Dios estamos creyendo, muchas veces creemos en un Dios que es totalmente distinto al Dios de Jesús. También nosotros tenemos que ir desprogramando nuestro corazón, nuestra cabeza para ir descubriendo cuál es el mensaje de aquel que quiere que seamos sus discípulos.

Y este niño que Jesús trae es como el ejemplo de aquello, vamos a cambiar la actitud que ustedes tienen que tener, va por acá y nos pregunta, porque esa pregunta parece que pasó en el pasado y estaba pasando hoy, nos está preguntando a nosotros qué es lo que te identifica, qué es lo que nos identifica cada uno de nosotros como cristianos, qué es lo que me identifica a mí como cristiano, las cosas que haga, los méritos que junto para decirle al Señor, mira todo lo que hice en la vida, qué es lo que me está identificando como cristiano, es lo que quiere Jesús, soy una persona servidora, que se entrega, por dónde va, o tengo que cambiar cosas como los apóstoles, qué es ser primero a los ojos de Dios, qué pensás de mí, cómo me concebís, todo esto son preguntas que también hoy nosotros nos va haciendo.

Y hoy estamos acá por un motivo muy especial, estamos acá por esta imagen del Sagrado Corazón, yo creo que tiene mucho que ver con esto porque cada vez que uno vea esta imagen se va a preguntar cómo yo estoy viviendo mi fe, cada vez que nosotros lo veamos quiere decir, cómo estoy amando, estoy amando como tú nos amaste, estoy saliendo de mí mismo, estoy haciendo de mi vida una entrega, un servicio.

Cada vez que veamos esta imagen nos va a estar hablando a nuestro corazón, qué hemos dejado entrar en nuestro corazón, qué cosas tenemos que sacar para realmente amar como él. Señor estoy amando al estilo tuyo, eso es lo que me va a caracterizar como cristiano, amar como él nos amó hasta dar la vida, estoy amando de esta manera.

Yo creo que una imagen es para eso, para que nos invite permanentemente a preguntarnos el estilo de amar que yo tengo, es el estilo de Jesús, cómo ama Jesús, amo yo, o cuántas cosas en mi vida tienen que ir cambiando para ir acercándome a su corazón, pero quiero tener tus mismos sentimientos y entonces cuando nos consagremos dentro de un rato al Sagrado Corazón …uno dice qué es consagrarse, ofrecer la vida de cada uno de nosotros a Dios a través del Corazón de Jesús, cada uno de nosotros se va a ofrecer a Dios a través del Sagrado Corazón, nos vamos a consagrar y cuando nos consagramos de alguna manera uno también le está pidiendo al Señor por el mundo, está pidiendo por nuestro país, está pidiendo por nuestras familias, por cada uno de nosotros, pero es mucho más que pedir consagrarse.

Yo lo siento como un compromiso que uno tiene, cuando uno se consagra adquiere un compromiso de dejar entrar en nuestro corazón la compasión, dejar entrar en nuestro corazón el perdón, dejar entrar en nuestro corazón la misericordia, la búsqueda de la voluntad de Dios, todo eso significa que yo me consagre al Sagrado Corazón en el sentido de que mi corazón tiene que ir reflejando día a día, cada vez más, todas estas cosas, el amor, la misericordia, la ternura, la entrega, es un compromiso, pero al mismo tiempo es comprometerse a dejar entrar en nuestro corazón al distinto, dejar entrar en nuestro corazón al que no piensa como yo, dejar entrar en nuestro corazón al que me lastimó, al que habló mal de mí, al que mintió, ahí se lo tengo que dejar entrar en mi corazón porque en el corazón de Jesús están ellos, están los pecadores. "No vine a buscar a los justos, vine a buscar a los pecadores", aquellos que están alejados de Dios, ¿cómo puedo alejar de mi corazón aquellos que Dios no aleja? 

Por lo tanto, consagrarse a Él significa que yo le doy espacio al equivocado, al que está en búsqueda, al que no piensa como yo, al que está en otra religión, etcétera, etcétera, tiene que tener un lugar en mi corazón, el Corazón de Jesús no es selectivo, tú entras, tú no entras, no, está abierto a todos, así tiene que ser nuestro corazón, y si nos consagramos a Él como lo vamos a hacer.

Es una decisión de cada uno de nosotros, queremos dejar entrar en nuestro corazón todo esto, queremos identificarnos con Él, queremos que lo digan, ahí hay un cristiano, porque en el corazón de ese cristiano están todas estas cosas, y todas estas cosas, mientras va caminando por la vida se van reflejando en su accionar, en su vida, en sus decisiones.

Si queremos realmente eso, vamos al final de nuestra misa, acercarnos y a consagrarnos cada uno de nosotros y todos juntos al Corazón de Jesús, pero con este compromiso estoy decidido a eso, estoy decidido a dejar entrar todos sus sentimientos, su mirar sobre el mundo en mi corazón para que yo pueda mirar al otro, aquel que está herido en el camino, dejar entrar en el corazón a que está herido y no seguir de largo, todas esas cosas que nos fue enseñando Jesús las tengo que dejar entrar en mi corazón.

Mi corazón tiene que rebosar de ese estilo de amar, qué revolucionario, no es fácil amar así, porque es un amor que cuando uno lo empieza a ponerlo en obra trae cruz, y es la cruz que el Señor los dice, que quiera seguir, me tome su cruz y sígame, son esas cruces que aparecen cuando uno se empieza a jugarse por algo que cree, cuando uno se empieza a jugarse y a amar verdaderamente como él nos pide que amemos, empieza a venir la cruz de nuestra vida, que son parte de este seguimiento de Jesús.

Así que pidamos fortaleza para poder decirle sí al Señor, le pedimos que nos bendiga, que bendiga esta comunidad este momento, a cada uno de ustedes, que bendiga el futuro de esta imagen y de este lugar, para que sea lugar de encuentro y de conversión, que bendiga a todos aquellos que fueron parte y son parte de este sueño que hoy se realiza, a todos ellos, para que sigamos sembrando unos y otros una buena noticia, la buena noticia de Jesús, eso es ser testigo, vivir la buena noticia y decirles a los demás vale la pena, encontrarse con Jesús en la vida, seguirlo y amar como él.