ANIMACIÓN BÍBLICA DE LA PASTORAL ES EL CAMINO POR EL QUE EL ESPÍRITU GUÍA A LA IGLESIA
El P. César comenta en esta entrevista el curso de ABP que se desarrolló en el Seminario Mayor Interdiocesano. Participaron delegados de todas las Diócesis y este año buscarán implementar la fontalidad de la Palabra de Dios en cada iniciativa pastoral de las comunidades.
P. César ¿cómo fue el curso de Animación Bíblica de la Pastoral en el Seminario Mayor de Montevideo la semana pasada?
Desde el lunes 29 de enero hasta el 1 de febrero estuvimos 4 días en torno a la Palabra de Dios con un tema que ha ido entrando muchísimo en la Iglesia. Siento que es por donde el Espíritu Santo está enrutando a la Iglesia, que es volver a darle toda la importancia a la Palabra de Dios. Realizamos el curso de formación nacional en torno a la Palabra de Dios número 30. Hace 30 años comenzaban estos cursos, por supuesto yo no estaba en Uruguay, llegué hace 20 años y en seguida me vinculé a participar en estos cursos.
Participaron delegados de todas las Diócesis, las 9 de Uruguay, que estuvieron representadas en un grupo de 55 participantes. Se realizó en el Seminario Mayor Interdiocesano Cristo Rey. Fue la primera vez que lo realizamos allí, antes se realizaba en Casa Nazaret, Maroñas. Nos gustó muchísimo realizarlo en el Seminario, y fuimos atendidos por los seminaristas que fueron delegados para este servicio.
Comenzamos con 4 temas que fui desarrollando como núcleos en cada día del curso. El primero se tituló La voz de la Palabra, la Revelación, el segundo núcleo El rostro de la Palabra, Jesucristo; el tercero La casa de la Palabra, la Iglesia y el cuarto Los caminos de la Palabra, la Misión. Cada núcleo se desarrolló en los cuatro días y en cada jornada teníamos 6 horas de exposición y luego de cada una el trabajo en grupos de media hora. Formamos 7 grupos y cada uno tenía su coordinador, que animaba con el conocimiento de la metodología y las preguntas para el trabajo en los mismos para desarrollar y profundizar lo que se había expuesto.
Además del contenido, lo doctrinal, la formación y el trabajo en grupos tuvimos el encuentro de tantos agentes, sacerdotes, religiosas de todo el país, la convivencia, la celebración de la Eucaristía, comer juntos, compartir, todo eso hace que uno pueda encontrarse con una Iglesia muy sinodal, muy fraterna, en un ambiente muy relajada, donde sentimos que todos estamos en lo mismo a pesar de las diferentes circunstancias con las que hemos de trabajar en cada una de nuestras comunidades.
¿Qué expectativas llevaron los participantes?
Cada uno tiene expectativas diferentes. Hay un pequeño núcleo que lleva muchos años participando, pero esa también fue una nota característica de este curso. Este curso se retomó presencial después de 3 años de haberlo estado dando por Zoom. Nos encontramos con una realidad post pandemia: el 80% de los que participaron eran rostros nuevos. Hubo una renovación de agentes de pastoral.
Fueron principalmente a conocer de qué se trata cuando estamos hablando de la Animación Bíblica de la Pastoral (ABP), cómo nació, dónde y cómo se fundamenta, cómo se puede organizar y cómo se pone en marcha. Es decir, todo lo que tratamos cómo se puede implementar y poner en práctica.
Insistí muchísimo en que la ABP, como dice en numeral 248 del Documento de Aparecida, no es una pastoral más que hoy la Iglesia nos pide para añadir a las pastorales ya existentes, sino que es animar todas las pastorales desde la Palabra de Dios. En este sentido la ABP es un espíritu, un nuevo sentir y hacer de todo lo que en la Iglesia, nosotros en el Nombre del Señor, vamos realizando. Nosotros lo queremos hacer desde el encuentro con Jesús, por eso algo primordial es que todos procuremos tener encuentro con la persona de Jesús. Sólo en la medida en que hemos tenido encuentro, experiencia con Jesús, hay ABP. Porque ABP es estar animados por la Palabra, la Palabra definitiva y es Jesús, el Logos. Por eso ABP nos invita a no ser en primer lugar expertos en el texto, en la Biblia como tal, no tanto a ser dominadores de los textos bíblicos, sino ante todo a experimentar que hemos sido dominados por la Palabra. Al estar dominados por la Palabra de Dios entonces nos interesamos en conocerla más y ahí viene el estudio y el deseo de transmitirla, de centrar toda nuestra acción en Ella. Como repito muchas veces, que toda nuestra vida personal y pastoral estén animadas por la Palabra de Dios.
¿Cómo hace el cristiano de a pie, no experto, para animar su vida en lo cotidiano desde la Palabra?
Repito que ABP es por donde el Espíritu Santo nos está conduciendo, porque es Magisterio oficial de la Iglesia. Lo bonito es que la persona, sin importar la formación y el conocimiento que tenga de la Palabra de Dios, puede, si sabe leer y si no sabe o no puede ojalá pueda oír, entonces, puede tener la certeza, como decía San Ambrosio "cuando lees un texto bíblico o alguien te lo lee es Dios mismo que se ha puesto ante ti y te está hablando. Y a partir de este hablar de Dios tú le puedes responder." Cuando le respondes estás animando tu vida y esto es encuentro con Jesús. Es decir, el encuentro con Jesús no es algo que podemos repetir, es algo que tenemos que vivir, hacer experiencia, que es intransferible. No encontramos las palabras para poder expresarla. Pero en nosotros se ha afirmado una convicción: Dios está conmigo. Es lo que le sucede a aquel endemoniado que nos narra el evangelio de Marcos, cuando Jesús llega a la región de los gerasenos. Seguramente este hombre poseído por varios espíritus no conocía de Sagrada Escritura ni de sinagoga, de nada, pero aquel día Jesús lo liberó y al liberarlo quiso seguir a Jesús, que le dijo "Ve y anuncia todo esto a tu familia". Y dice el texto que este hombre salió anunciando por todas partes lo que Dios había hecho en él. El encuentro con Jesús es lo único que nos puede salvar.
¿Cómo abordamos el Evangelio de cada día en la vida ordinaria?
La Iglesia nos propone 3 notas para abordar cualquier texto de la Sagrada Escritura. La primera es acercarnos al texto con fe, con humildad, con apertura, con docilidad al Espíritu. La segunda es acercarnos al texto en comunión con toda la tradición viva de la Iglesia, es decir, que nos preguntemos "a lo largo de los siglos ¿cómo ha interpretado la Iglesia este texto?" Y lo tercero, nos acercamos al texto en comunión con la Iglesia, es una lectura eclesial. Estas 3 condiciones las debemos tener todos. Cuando esto ocurre en nuestras vidas los textos sagrados se convierten en textos vivos que iluminan hoy nuestro camino. Tenemos que pedir la virtud de la humildad al Señor, ser muy humildes. A veces tenemos la arrogancia de pensar "esto ya me lo sé". Ahí nos cerramos a la acción del Espíritu Santo. Por más que conozca un texto debiera ponerme en expectativa para ver qué me quiere decir el Señor. Porque un texto es una fuente que se abre para mí, que nunca se agota. El diácono san Efrén decía que la Sagrada Escritura es una fuente donde el sediento va a beber y no se agota. Y aquel que calma la sed no se enoja porque otro pueda beber de la misma fuente. La Palabra es fuente viva para todo el que se acerca con fe, con humildad, en comunión con la tradición y con la Iglesia.
Para culminar ¿qué planes tiene ABP para 2024?
Este año la apuesta de la Comisión Nacional de la ABP es enfocarnos en este nuevo paradigma precisamente. A fines del año pasado se publicaron las Orientaciones para la ABP de la Conferencia Episcopal del Uruguay (CEU). Fueron aprobadas por todos los obispos del país. Es un texto de la Conferencia Episcopal, con una autoridad superior a si fuera un documento que publica una Diócesis o una comisión como tales. Tuve la gracia de presentar de manera sistemática y orgánica las Orientaciones en la última reunión de la CEU. También lo hicimos en este curso nacional. La apuesta es implementar y asumir estas Orientaciones. Vamos a trabajar todo el año en esto.
Se publicó una Guía Bíblica para acompañar los diferentes grupos en Uruguay que se reúnen en torno a la Palabra de Dios. Seleccioné 22 textos que trabajó la Comisión y todos tienen que ver con la fontalidad de la Palabra de Dios.