ACUÉRDATE, SEÑOR, QUE SOMOS HIJOS TUYOS
Celebremos la bondad de Dios, que por Cristo se reveló como Padre nuestro, y digámosle de todo corazón:
Acuérdate, Señor, de que somos hijos tuyos.
Concédenos vivir con toda plenitud el misterio de la Iglesia,
a fin de que nosotros y todos los hombres encontremos en ella un sacramento eficaz de salvación.
Padre, que amas a todos los hombres, haz que cooperemos al progreso de la comunidad humana
y que en todo busquemos tu reino con nuestros esfuerzos.
Haz que tengamos hambre y sed de justicia
y acudamos a nuestra fuente, que es Cristo, el cual entregó su vida para que fuéramos saciados.
Perdona, Señor, todos nuestros pecados
y dirige nuestra vida por el camino de la sencillez y de la santidad.