ADVIENTO y NAVIDAD

Aquí se narra se ordena, cómo hace poco, milagrosamente se apareció la perfecta Virgen Santa María madre de Dios, nuestra Reina, allá en el Tepeyac, de renombre Guadalupe. Primero se hizo ver de un indito, su nombre Juan Diego; y después se apareció su preciosa imagen delante del reciente obispo don fray Juan de Zumárraga. (…)

Roguemos, hermanos, al Señor Jesús, juez de vivos y muertos, y digámosle:

Memoria de san Ambrosio, obispo de Milán, y doctor de la Iglesia, que descansó en el Señor el día cuatro de abril, fecha que en aquel año coincidía con la vigilia pascual, pero que se le venera en el día de hoy, en el cual, siendo aún catecúmeno, fue escogido para gobernar aquella célebre sede, mientras desempeñaba el oficio...

Cristo, Palabra de Dios, ha querido acampar entre nosotros para que contemplemos su gloria; alegres, pues, por la esperanza, digamos:

El Señor, Padre todopoderoso, tenderá otra vez su mano, para rescatar el resto de su pueblo; supliquémosle, pues, confiados:

El Señor Jesucristo, luz de luz e Hijo de Dios vivo, nos arrancará de nuestras tinieblas para que podamos contemplar su gloria; acudamos, pues, a él y digámosle confiadamente: